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Mario Garrido Espinosa.

Novelas Contemporáneas: Sobre geometría piramidal inversa en los proyectos informáticos....


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Volviendo a la película "Trabajo basura" (Office Space, Mike Judge, 1999), el informático protagonista se queja de que tiene 8 jefes por encima, a los que tiene que dar explicaciones por separado, que le mandan cosas por separado, que le interrumpen por separado, etc... Esta situación también es analizada en una de las historias de la novela "Las Sinergias de Marcio", en concreto en la cuarta parte: "La pirámide invertida". Y ¿qué es una "pirámide invertida" en la organización de un proyecto? Bueno, así se describe en el libro:

Veamos la figura gráficamente, siguiendo la siguiente nomenclatura: d, director; g, gerente; m, mindundi (becarios, programadores, consultores, analistas, jefes de equipo… “recursos” de esos en general). Vamos a poner al director <d> entre los gerentes <g04> y <g05> y representamos al becario como el mindundi número cuatro. Así: <g01><g02><g03><g04><d><g05><g06><g07><g08> <m01><m02><m03> <m04> Dicho de otro modo: Más jefes que "currantes"; esto es, justamente, el ejemplo de los 8 jefes del protagonista de la citada película. Este cuarto relato de Marcio (que pasa por ser, quizás, el más divertido de todos) sobre este tipo de organización piramidal, relata con mucho humor negro una situación laboral claramente exagerada, puro experpento, algo llevado al extremo, imposible... o no. Juzgar vosotros mismos con este extracto:

—Marcio, ¿Qué tal vas con la oferta? —preguntó la directora. —¿Qué oferta? —dijo, haciéndose el sueco.

—La de Bilbao. —Pues no he hecho nada porque nadie sabe en qué consiste la formación y tampoco quién puede indicárnoslo… —Es que me ha llamado <nombre de un director del cliente>, que al parecer es muy urgente. —Urgente será, pero nadie se moja para saber qué quieren… Ya que te ha llamado <nombre de un director del cliente>, devuélvele la llamada y pregúntale por el temario de la formación que hay que impartir. La mujer se quedó pensativa. No parecía querer volver a hablar con el sujeto en cuestión. Quizás la conversación anterior no fue en un tono cordial. <Nombre de un director del cliente> debía ser un tipo intransigente y estúpido; o simplemente se aprovechaba de su posición y la debilidad de los interlocutores de su proveedor. —Mejor por qué no preguntas a <gerente1> —propuso como genial solución. —Ya lo he hecho y no sabe. —¿Y a <nombre de gerente2>? —También. Y a <nombre de gerente3> le he puesto un correo pero no contesta. —¿Y a <nombre de gerente4>? —Mira, con este no he hablado. —No te preocupes —dijo la mujer, notando la sorna en el tono de nuestro héroe—. Ya hablo yo con él —se comprometió y miró al puesto del susodicho—. Vaya, no está ahora mismo. Luego hablo con él, ¿vale? —Muy bien. Gracias. Marcio la vio marcharse y pensó: «cada paso que da se olvida un poco más de esta conversación. Un poco más. Un poco más. Ha llegado a su sitio. Un poco más. Se ha sentado. Un poco más. Mira el monitor. Un poco más. Ya está. Borrado completo». Para saber más:

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