ATÚN DECONSTRUIDO
- Mario Garrido Espinosa
- 10 mar
- 3 Min. de lectura

Amazon en español | leer libros gratis | Romanticismo literatura | cuentos para adulto cortos | humor | libros baratos amazon
A principios de septiembre, en una playa murciana, durante una dana que trastocó el clima caluroso, el buen humor de los veraneantes y la calma y la limpieza de las aguas del Mediterráneo, apareció un atún de buen tamaño, muerto en la orilla. La gente, ociosa por las prohibiciones y miserias que imponen las banderas rojas playeras, se acercaba al ejemplar de dos metros como moscas a la miel, que diría el clásico fabulista; y con el correspondiente asombro, en un acto reflejo, hacían fotos con su móvil que al minuto esparcían, vía redes sociales y aplicaciones varias, por toda la geografía de España y alrededores.
—Jessica, venga, a qué no te haces un selfie con él —desafiaba una madre a su hija, pero la niña no estaba por la labor. Y es que el monstruo marino, otrora, suponemos, gallardo e imponente en su habitad, ahora olía bastante mal y mostraba la fría y espeluznante expresión de la muerte.
Entonces aparecieron varios hombres provistos de cuchillos gigantes con la intención de descuartizar el lomo del animal. Sin asco ni ninguna otra humana reacción de rechazo, empezaron a dar tajos al pez y cada tajada sanguinolenta arrancada, sin molestarse en limpiarle la arena adherida, era metida en una bolsa gigante de hipermercado... Hasta que solo quedó la raspa, las tripas y la cabeza, todo enmarcado en un charco de sangre que las olas apenas conseguía licuar.
Las fotos cesaron. Y el corrillo de gente se disolvió ante aquel panorama de película de terror. Al día siguiente, un equipo de limpieza municipal se llevó el despojo gigante, antes de que las algas, que no paraban de arribar a la orilla desde el comienzo de la dana, lo enterraran en su conquista de las arenas.
No sé a cuántos tipos de enfermedades se han expuesto estos pescaderos improvisados cuando se han comido el malogrado atún. Suponiendo que fuera para consumo propio y no tuvieran la feliz idea de venderlo para ser expuesto en alguna pescadería de algún mercado poco recomendable. Quizás sea porque soy de ciudad sin mar y no controlo estos temas marinos. Por eso voy a hacer un símil de este asunto que me resulte más cercano. Imaginémonos a quinientos kilómetros de cualquier playa. Cuatro buitres leonados dan vueltas en el cielo. Entonces tres paisanos cogen el cuchillo de hacer matanzas (de cochinos, se entiende) y se aventuran por la meseta en busca de eso que rondan las aves carroñeras. Encuentran un cordero muerto. Apesta. Tiene en su rostro la espeluznante expresión de la muerte, etc… igual que el atún. Además, al no haber agua de por medio, miríadas de moscas devoran la pieza a su diminuta manera. Nuestros indígenas de tierra adentro, impertérritos, usando los susodichos cuchillos, trocean el ovino y meten el despiece en grandes bolsas de su supermercado de confianza. Y al día siguiente lo cocinan y se lo comen. ¿Se lo imaginan? Pues yo no. Me parece imposible. Pues con los atunes, al parecer, es posible. No hay peligro. El agua de mar purifica al bicho muerto, sabe Dios de qué... No sé, a lo mejor esto no es tanto una imprudencia como una consecuencia directa de la abusiva subida de la cesta de la compra que no paramos de experimentar, siempre justificada por cualquier razón. Sea como fuere, si veranean en las playas murcianas y hay una dana, cuídense de tomar atún en el buffet del hotel. Ustedes mismos.
Acabas de leer un fragmento del libro "Notas de Campo". Si quieres saber más sobre este libro, pulsa aquí.
Sobre el arriba firmante : https://www.amazon.es/Mario-Garrido-Espinosa/e/B01IPCIRI6
Otros enlaces que te pueden interesar:
Más artículos como este --> pincha aquí.
Libros de Mario Garrido --> pincha aquí.
Libros en amazon --> pincha aquí.
Reportajes sobre el autor:
Xataka --> Pincha aquí
El Confidencial --> Pincha aquí
Comments