El atleta o aficionado al culto al cuerpo sabe que sí apretamos abdomen y glúteos conseguimos mantener mejor el equilibrio. Mucho más si fijamos la mirada en un punto fijo. Haremos bien en practicar esta enseñanza en según qué momentos de la vida para así no caernos. Por ejemplo cuando nuestro jefe (desde que sufrimos la reforma laboral del 2012 diremos "amo" sí queremos ser exactos) nos niega otra vez una subida de sueldo o nos lo baja. También antes de abrir una carta certificada de Hacienda o de la Seguridad Social. Por otro lado, podemos hacer lo contrario, como el perrete de la foto; esto es, relajarse al máximo y, siempre que la decencia nos lo permita, quedarnos espatarrados cuan largos somos. Pasando de aquello que tanto nos afecta, sea un jefe explotador o un sistema de gobierno que nos manda cartas con iguales intenciones. En estado meditativo, sí sabemos llegar a tal punto. Cantando el mantra Om. O roncando a pleno pulmón. Incluso, si está en nuestra naturaleza, tirándonos un sonoro pedo, con arrogancia y desparpajo. El problema o injusticia seguirá ahí, pero por lo menos no daremos la satisfacción a nuestros malhechores de vernos sufrir. Hala, que rabien. Nosotros también podemos ser malos y vengativos si nos lo proponemos... Aunque me temo que a dichos malhechores ya no les afecta nada, tal es su costumbre en estas lides... pero, oiga, por intentarlo que no quede. Ommmmm. Para saber más del arriba firmante : https://www.amazon.es/Mario-Garrido-Espinosa/e/B01IPCIRI6 #MisNotasdeCampo
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