Viviendo en estos tiempos de pandemia, hasta los más urbanitas, como yo, echamos en falta el campo abierto. Mirar al infinito, el cielo lleno de nubes, las distintas tonalidades del terreno, los cambios del relieve a lo lejos... Esto nos recuerda a ese género cinematográfico que, en cierto modo, resume y sintetiza todo lo bueno que tiene el cine: el wéstern. Ya saben lo que se dice: "a quien no le gusta el wéstern, no le gusta el cine". Entre otras cosas, en estas películas se ven muchos "campos abiertos", con indios, con la caballería, con vacas, con búfalos... o sin nada, sólo el paisaje limpio. Y hablando de limpieza, o mejor dicho, de la falta de la misma. En las pelis del Oeste también suelen salir bravucones de taberna buscando pendencias. Estas escenas me recuerdan a las sesiones del Congreso. —Yo soy el más rápido a este lado de esta comunidad autónoma. —¡Falso, señoría! El más rápido soy yo —enuncia otro diputado. —Con el permiso de la señora presidenta —aduce un tercero—, yo más. —No, yo más...—se reafirma el primero, alardeando de su capacidad para sintetizar. Cuando debaten (es un decir) nuestros patres conscripti exhiben una falta de argumentos y de soluciones propias de un Espagueti Western de serie B. Por lo menos en las películas terminan desenfundando y demostrando o no lo que dicen, habiendo siempre algo de acción... Además, al final siempre gana el bueno, lo que es de agradecer. Pero me temo que éste es un problema en nuestro ejemplo del Congreso, porque ¿cuál es el bueno? Para saber más del arriba firmante : https://www.amazon.es/Mario-Garrido-Espinosa/e/B01IPCIRI6 #MisNotasdeCampo
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