Estando sentados en el Parque de las Cruces en Madrid, avisté un gran nido encima de un árbol. —¿Es eso un nido de avestruz? —pregunté a mi pareja. —Anda, no digas tonterías. ¿¡Cómo va a ser un nido de avestruz!? —Eh… quiero decir un nido de cigüeña —corregí mi error de cálculo, de análisis y de bicho. —Pues no creo. Será de las cotorras verdes esas que nos han invadido —aventuró mi contraria y volvió a lo suyo tras zanjar el asunto. Entonces pensé que los pobres gorriones, cigüeñas y pájaros carpinteros (en mi barrio, en tiempos, he escuchado a veces a estas aves tan currantes haciendo su nido en algún pino de los jardines que hay entre las casas) están pagando las conquistas que los españoles capitaneamos por las Américas tras su descubrimiento. Las cotorras nos la están devolviendo. Pero bien. Invasión, que no conquista. Sin cuartel. Y sin hacer súbditos de la Corona a los pájaros autóctonos. En fin, así es nuestra historia, pero no se alarmen las aves patrias, que al final todo se reconquista con el tiempo, salvo el poder adquisitivo de nuestros padres y abuelos; eso es ya tierra quemada. Para saber más del arriba firmante : https://www.amazon.es/Mario-Garrido-Espinosa/e/B01IPCIRI6 Y si te ha sabido a poco #MisNotasdeCampo
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