Vacas y dentistas
- Mario Garrido Espinosa
- 22 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 25 may

Las vaquitas en el campo suelen proporcionarnos una visión campestre que nos da paz y tranquilidad. Máxime si hay por ahí algún afable ternerillo feliz en su niñez. Pero siempre hay desalmados que hacen una segunda lectura de este bucólico entorno y, lejos de ver a estos animalillos simpáticos, pacíficos y acariciables, infieren en los bóvidos el proyecto futuro de un sabroso entrecot o pepito de ternera. Tal es la naturaleza humana. Con los dentistas nos pasa lo mismo: lejos de ver a un profesional cualificado vemos a un tipo con la capacidad y licencia para hacernos mucho daño. Ojo, que no hablamos solo de lo físico, que también, si no del bolsillo que, como sabemos, es donde más se ensañan, donde dan más rienda suelta a su crueldad; conscientes de que el pobre paciente afectado por un dolor de muelas, pagará lo que haga falta por dejar de sufrirlo. Y no es únicamente cosa del entorno en el que habitan, esas clínicas blancas y asépticas llenas de potros de tortura y herramientas que habrían dejado helado a un torturador medieval del Santo Oficio. ¿No me creen? Que exagero, como siempre… Entonces prueben con la imaginación a cambiar las vacas en un bonito paisaje de montaña suizo por dentistas con sus tornos en pleno funcionamiento. Y ya que hablamos de tornos, pongan música a la escena: cambien el sonido de un cencerro de vez en cuando por el chirrido de ese taladro que rota haciendo mil diabluras en las piezas dentales dañadas. Inquietante, ¿verdad? Como digo, el ser humano hace las asociaciones que quiere, pero un ternerillo pastando en el campo con su madre siempre nos proporcionará mucha paz y alegría; y una clínica odontológica llenará nuestro espíritu de todo lo contrario. La vaquita, como mucho, nos dará un lametón si nos acercamos demasiado. El “lametón” que dará el dentista a nuestra cuenta bancaria no tiene comparación. Ahora piensen en los políticos. Cuidado porque aunque por fuera parezcan un gracioso ternerillo, por dentro llevan el espíritu de un dentista. Y sí, igual que el odontólogo, te sacará, con dolor o sin él, hasta el último euro. Tal es su naturaleza. Nada bóvida y muy humana.
Acabas de leer un fragmento del libro "Notas de Campo". Si quieres saber más sobre este libro, pulsa aquí.
Para saber más del arriba firmante : https://www.amazon.es/Mario-Garrido-Espinosa/e/B01IPCIRI6 #MisNotasdeCampo
Otros enlaces que te pueden interesar:
Más artículos como este --> pincha aquí.
Libros de Mario Garrido --> pincha aquí.
Libros en amazon --> pincha aquí.
Reportajes sobre el autor:
Xataka --> Pincha aquí
El Confidencial --> Pincha aquí
留言